martes, 27 de diciembre de 2011

Todo es posible

En esta vida nada es imposible. Es algo que muchas personas tendrán claro porque para conseguir algo solo hay que luchar. Pero también habrán personas que piensen que esto no es así, que por mucho que lo intentes todo seguirá igual, que tu vida será igual ,que nada cambiara. Estas personas deberían reflexionar para darse cuenta de que no es así porque si no luchas lo que va a pasar es que todo continuará como hasta el momento. Por muy duro que sea el camino hay que hacer lo que sea para llegar hasta el final del mismo. Aunque cueste hay que luchar para que las cosas cambien. No hay que rendirse a la primera de cambio ya que si actúas de esta forma no conseguirás eso que tanto deseas, ese cambio en tu vida que siempre has soñado con llevar a cabo. Todos deberíamos eliminar la palabra imposible de nuestro diccionario ya que nada lo es. ¡Todo es posible si no te rindes!

lunes, 26 de diciembre de 2011

Corramos el riesgo de equivocarnos y no cometamos la equivocación de no arriesgarnos.

Y es que siempre me arriesgaré a decir que uno y uno no siempre son dos; a veces es infinito. O que voy a vivir eternamente, quién sabe, los sueños a veces se cumplen. Y si digo que te quiero, es que te quiero, y no tengo miedo a que me digas que tú no, porque yo lo habré intentado. Y ahora sé que no me quiero arrepentir de nada, porque siempre me quedará eso de ''quien no arriesga no gana''. Porque si no lo intento, ganar puede que no, pero perder voy a hacerlo siempre. Y como siempre existe al menos una posibilidad entre un millón, voy a arriesgar, pues la esperanza es lo último que se pierde.

Cuestión de minutos y una parada de autobús.

Llegar vestida con ese conjunto nuevo, que te lo has puesto con toda la ilusión del mundo. Las puntas recién arregladas, y el pelo recién planchado que resalta tus facciones. Hoy te has maquillado con esa sombra de ojos que te pones en los momentos más especiales, y te has echado dos capas de ese rímel tan caro que anuncian a todas horas en la tele, que te hace las pestañas kilométricas. Dos gotitas de Channel nº5 , y estás perfecta. Y esperas, y esperas, y esperas... Hasta que escuchas todo lo que tenías que saber. Y te das cuenta de que has perdido el tiempo escogiendo ese modelo, que ya no te favorece tanto. Que el pelo planchado en realidad, resalta tus facciones, sí, pero las menos bonitas. Que la sombra de ojos y el rímel ya no están donde deberían estar, y que se te olvidó preguntar si eran cosméticos resistentes al llanto. Las dos gotas de perfume se han evaporado, y ahora solo hueles a fracaso, a desesperación, a tristeza... Y ya no estás tan guapa como creías. ¿Moraleja? Que tú tienes que ser de esas que se sientan guapas aun sin pasar por el taller de chapa y pintura. Porque si no te aceptas tú misma como eres en realidad, nadie lo hará. Así que, recuerda, que para el mundo ya eres jodidamente perfecta, por naturaleza. Quien se enamore de ti, también lo hará de tus imperfecciones, estate segura. 

Una no se tropieza con el destino todos los días.



Te pasará esto un par de veces en la vida, no más. Entonces, mejor aprovecha ésta, ¿no? Así que, qué diablos, saca del armario tu vestido favorito y aprovecha para arreglarte las puntas. No hace falta que te maquilles, no te lo recomiendo, estás perfecta, con tus granitos y demás, que más darán. Siéntete guapa, asume de una vez que brillas con luz propia, y que todo ese pote sí, tapara marcas, pero convierte en invisibles esos defectillos que te hacen persona, de las de verdad. Y nada, si te apetece, ponte tacón alto, y salta, y canta, y desahógate maldiciendo a todos aquellos que se meten contigo, y acepta que ese chaval no está nada mal, y vete a por él... Y grita que no le temes al destino, que lo esperas con ganas, que sabes que cualquier tiempo pasado fue peor. ''¡Destino; te estoy esperando!''

Te queda pequeña la frase "te quiero".


De cero a cien, en unos segundos.  De no lo sé, a estoy segura. De la típica sonrisilla a sentirlo de veras. De pensarlo, a decirlo en voz alta. Admitirlo, es el primer paso. Si, lo admito, para mí, te queda pequeña  la frase “te quiero”.