Te pasará esto un par de veces en la vida, no más. Entonces, mejor aprovecha ésta, ¿no? Así que, qué diablos, saca del armario tu vestido favorito y aprovecha para arreglarte las puntas. No hace falta que te maquilles, no te lo recomiendo, estás perfecta, con tus granitos y demás, que más darán. Siéntete guapa, asume de una vez que brillas con luz propia, y que todo ese pote sí, tapara marcas, pero convierte en invisibles esos defectillos que te hacen persona, de las de verdad. Y nada, si te apetece, ponte tacón alto, y salta, y canta, y desahógate maldiciendo a todos aquellos que se meten contigo, y acepta que ese chaval no está nada mal, y vete a por él... Y grita que no le temes al destino, que lo esperas con ganas, que sabes que cualquier tiempo pasado fue peor. ''¡Destino; te estoy esperando!''
lunes, 26 de diciembre de 2011
Una no se tropieza con el destino todos los días.
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