lunes, 26 de diciembre de 2011

Una no se tropieza con el destino todos los días.



Te pasará esto un par de veces en la vida, no más. Entonces, mejor aprovecha ésta, ¿no? Así que, qué diablos, saca del armario tu vestido favorito y aprovecha para arreglarte las puntas. No hace falta que te maquilles, no te lo recomiendo, estás perfecta, con tus granitos y demás, que más darán. Siéntete guapa, asume de una vez que brillas con luz propia, y que todo ese pote sí, tapara marcas, pero convierte en invisibles esos defectillos que te hacen persona, de las de verdad. Y nada, si te apetece, ponte tacón alto, y salta, y canta, y desahógate maldiciendo a todos aquellos que se meten contigo, y acepta que ese chaval no está nada mal, y vete a por él... Y grita que no le temes al destino, que lo esperas con ganas, que sabes que cualquier tiempo pasado fue peor. ''¡Destino; te estoy esperando!''

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